Desplazarse a lo menos a 6 kilómetros por hora regula y fortalece las funciones del organismo.
Siempre se recomienda practicar actividad física, la más barata y habitual es caminar. Hacerlo lentamente como vitrineando no logra cambios en el cuerpo, pero si lo hace a una velocidad superior durante 1 hora, aparte de tonificar su organismo mejorará el funcionamiento de los órganos que se acostumbrarán a resistir la fatiga y evitar el agotamiento.
Convierta las caminatas en una costumbre ya que entre los beneficios que ofrecen mejoran el rendimiento intelectual, aumentan el capital óseo, alargan la vida optimizando el funcionamiento del cuerpo y nivelan la depresión a través de la tonificación corporal. El ejercicio además fortalece el corazón, ya que unifica el comportamiento del aparato cardiovascular y permite respirar a pleno pulmón disminuyendo el número de movimientos por minuto. Caminar favorece al sistema digestivo hace crecer el apetito y facilita la digestión. Además favorece el sueño reparador a través de la distensión de los músculos. El ejercicio regulariza la tensión arterial, dilata los vasos sanguíneos y purifica la sangre al disminuir la cantidad de triglicéridos (glicerina y ácidos grasos) y colesterol nocivo, y aumentar el buen colesterol.
Caminando a seis kilómetros por hora diariamente, obtendrá los mismos resultados que en un gimnasio pero absolutamente gratis.
– Caminar baja el colesterol y el azúcar
Caminar de forma regular por montañas o terrenos no planos sirve para bajar de forma significativa el nivel de colesterol y azúcar en la sangre, según un estudio efectuado por el Instituto de Investigación VIVIT del Hospital Académico de Feldkirch.
En la investigación que se efectuó el pasado verano participaron 45 personas, que durante 16 semanas llevaron a cabo un entrenamiento para documentar la influencia del trabajo muscular en los valores de la grasa y el azúcar en la sangre.
Sus resultados, difundidos ayer, revelan que el nivel de las células de grasa en la sangre, es decir, el colesterol y los triglicéridos, baja en la persona que con regularidad camina cuesta arriba, mientras que descender de forma controlada por una ladera reduce «más de lo pensado» la sangre en los músculos.
La investigación demostró en especial que el «movimiento concéntrico» de andar cuesta arriba en un terreno montañoso reduce la grasa y, en cambio, el «movimiento excéntrico» de caminar cuesta abajo disminuye el nivel de glucosa en la sangre.
Fuente: El Mercurio – El Diario Austral